
Este domingo 11 de mayo, los puntanos volvieron a hablar. Y el mensaje fue tan contundente como irreversible: el ciclo de Alberto Rodríguez Saá quedó atrás. La fuerza Ahora San Luis, liderada por el gobernador Claudio Poggi, se impuso con un aplastante 47,27% de los votos en toda la provincia, dejando muy lejos al Frente Justicialista de Rodríguez Saá, que apenas alcanzó el 26%.
Con una participación ciudadana que superó el 60%, el pueblo eligió nuevamente el camino del cambio, ratificando la decisión que tomó en 2023. Y no solo fue una victoria en números: fue una victoria política, simbólica y estratégica. Poggi ganó las 4 bancas en juego del Senado, 12 de las 22 bancas de Diputados y 8 de las 9 intendencias que estaban en disputa. En ciudades clave como San Luis y Villa Mercedes, logró la mayoría en los concejos deliberantes, lo que permitirá a los intendentes avanzar con sus gestiones sin trabas ni mezquindades.
Mientras tanto, el albertismo se quedó sin aire. Sin discurso. Sin apoyo. Aquel aparato que durante años usó el poder para perseguir, para presionar, para poner obstáculos a todo aquel que pensara distinto, hoy se desmorona frente a una ciudadanía que ya no tolera los atropellos ni las viejas prácticas.
El liderazgo de Poggi no solo se consolidó: se amplificó. Con esta elección, no solo reafirma su mandato, sino que construye las bases institucionales para transformar profundamente la provincia. La mayoría en ambas cámaras le abre la puerta a un gobierno con capacidad de gestión y de reformas estructurales, como la que proyecta para modernizar la Constitución en 2026.
El contraste es evidente: mientras Rodríguez Saá repite eslóganes vacíos y apela a una nostalgia que ya no conmueve a nadie, Poggi gobierna con hechos, con cercanía, con resultados. El mensaje de las urnas fue claro: basta de prepotencia, basta de usar el Estado como herramienta personal. San Luis eligió un proyecto de futuro, serio, democrático y comprometido.
Y mientras Alberto soñaba con un “Tuki Tuki” triunfal, la realidad le respondió con un silencio abrumador. La gente ya no baila su música.